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El Andador |
Revista electrónica 01 de Octubre del 2013 Vol. 1 |
Partiendo de la propuesta de lo urbano como material de exploración, las interpretaciones fueron diversas. Desde quien señaló el ocultamiento de la naturaleza por la urbe de cemento, hasta quien usó elementos urbanos como el grafiti para encontrar los límites de su propio cuerpo.
En general los límites fueron vistos como la separación entre opuestos, lo conocido que causa seguridad y lo lejano que viene acompañado de un discurso oficial de peligro que nos conmina a mantenernos a distancia.
Una fotografía para no estar solos Memoria y límites fueron los conceptos elegidos por los jóvenes participantes en los talleres de fotografía de Casa Meneses. Curiosamente su elección no fue por fotografiar algo nuevo o exótico, sino por dos realidades con las que viven día con día al habitar un espacio con tradiciones, edificaciones y costumbres que datan de más de cuatro siglos y que están siendo relegadas o transformadas por nuevas formas de habitar el pueblo de Santa Fe provenientes de una división del trabajo capitalista que además los ha colocado como lugar de tránsito (o no lugar) entre el centro de la ciudad y la zona donde se afincan los corporativos de las más importantes empresas trasnacionales afincadas en el país. Llevar su biografía personal y su historia local a la imagen fotográfica no acota sus alcances, ni las hace anecdóticas o folklóricas, por el contrario, por el contrario, permiten que como observadores entendamos que hay preocupaciones, temores y placeres que nos rebasan como individuos con una biografía y unas circunstancias específicas. Nos brindan la ocasión de darnos cuenta que en este mundo segmentado y que se mueve frenéticamente, no estamos solos. Para terminar, permítanme llamar la atención hacia otro “dato” que me lleva a reafirmar el componente social de la fotografía. A pesar de ser la primera vez que estos jóvenes tomaban un curso de fotografía y que escuchaban términos como “composición”, “líneas de fuga” o “planos”. Y de que tomaron usaron cámaras compactas de dos o tres y hasta más años atrás, podemos identificar en sus imágenes una clara intención y visión fotográficas. No me atrevería a decir que éstas provienen completamente de las escasas clases teóricas que pudieron recibir como parte de los talleres, y sí estaría más de acuerdo en que su manejo del lenguaje fotográfico proviene de una amplia cultura visual obtenida a través de la prensa, la publicidad, la internet, y los comics e historietas. Algunos llaman a esto iconosfera. Al haber adquirido a través de estos dispositivos de socialización cierta competencia en los aspectos formales del lenguaje fotográfico, pueden fácilmente pasar a un segundo nivel y privilegiar “el punto de vista”, es decir el aspecto expresivo y conceptual de la imagen. Dice Joan Fontcuberta que la “sensibilidad contemporánea nos predispone paradójicamente a la profecía y no a la historia. Vivimos en un mundo de imágenes que preceden a la realidad (). En realidad no buscamos la visión sino el dejà-vu” (7). Así como la foto de Gasparini es un Dejà-vu de Molina al proporcionarle una familiaridad que no proviene de la experiencia directa sino de una experiencia social imaginada, las fotografías de los jóvenes de los talleres de Casa Meneses, parecen apuntar a ideas ya muy prefiguradas que esperaban la ocasión de la fotografía para ser expresadas y construir discursos de des-realidad (8), es decir, de producción e intercambio de imágenes que representan una alternativa a narraciones hegemónicas (siempre paternalistas y dolientes) sobre el mundo de los des-poderosos que ahora tienen cámaras y saben que no están solos.
Referencias |
1) Freund, G. (2001). La fotografía como documento social. Gustavo Gili. (2) La Fabrica (2009). Resilencias. PHotoEspaña 2009. La Fábrica. (3) Disponible en http://www.sinafo.inah.gob.mx/7encuentro/latinoamerica_JuanAntonio.html (4) La fotografía como forma de pensamiento, entendido éste como un ordenamiento de las relaciones y objetos que intervienen en el mundo donde actuamos no se desarrolló en el presente ensayo, sin embargo, remitimos al lector al texto que le dio origen García Canclino, N. (2012). Consumidores y ciudadanos. Grijalbo. (5) Estuvo a cargo de la antropóloga y fotógrafa Yoatzin Balbuena (6) Estuvo a cargo del arquitecto y fotógrafo Onnis Luque. (7) Fontcuberta, J. (1997). El beso de Judas.: Fotografía y verdad. G. Gili.. Pp-52-53 (8) Idem, pág. 10.
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