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Libros de arte: la colección delirante

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1 El presente texto es el resumen de un escrito mayor realizado en 2013 para el Área de Síntesis
y Evaluación (ASE)  de la licenciatura de Historia del Arte, dirigido por Karen Cordero, con quien estoy muy agradecida.


2 Karla Noguez estudió Historia del Arte en la Universidad Iberoamericana (2013) y se ha dedicado a la
labor educativa y el ocio. Actualmente colabora
en el Departamento de Estudios Educativos del Museo Tamayo.


3 Los irrespetuosos / The disrespectful / die Respektlosen, Museo de Arte Carrillo Gil, ciudad de México, 2012. Curada por Carlos Palacios.


4 Oscar Cueto (ciudad de México, 1976) vive y trabaja en Austria. Ha tenido alrededor de nueve exposiciones individuales, tres de las últimas han sido Solitude en Walter Maciel Gallery, Los Ángeles, California, EUA; Las 400 vueltas en Museo Ex Teresa Arte actual, ciudad de México, ambas en el 2012
y The Garden of Eternal Return, Casa del Lago, ciudad de México, en 2014.

Figura 1. Oscar Cueto, Amo el arte contempo- ráneo, 2005, óleo sobre tela, políptico, 25.40 x 15.24 cm. Cortesía del artista. Tamayo, INBA- Conaculta ©
Paolo Montalvo).



 

Libros de arte o la

colección  delirante.1

Karla Noguez2

nn.karla@gmail.com

                                                                                 Conservar algo que me ayude a recordarte

 sería admitir que te puedo olvidar.

WILLIAM SHAKESPEARE

Todo objeto tiene dos funciones: una la de ser

utilizado y la otra la de ser poseído.

JEAN BAUDRILLARD

Voy a comenzar por decir que mi parte preferida del arte es cuando egoístamente siento que la obra me habla a mí y sólo a mí: “Estimada Karla: me es grato decirte, de la manera más secreta, que siento el peso de tu mirada sobre mí y quisiera invitarte a platicar un rato, te aviso de una buena vez que tengo segundas intenciones. No te pido permiso para hablarte de tú, porque no hay otro modo de hablarte”. Al final de la conversación lo único que me queda es recordar la pieza con precisión, o bien, cuando consigo una postal, folleto o libro en donde la encuentre reproducida, conservar ese objeto. Tengo que conformarme con eso: coleccionar recuerdos y fragmentos racionados de arte que me sirven de placebo.

     En cierta exposición3  me encontré con la obra que dio inicio a este texto: Amo el arte contemporáneo, de Óscar Cueto.4  Inmediatamente pensé que compartíamos algo: él también se complacía con reproducciones. En 2005, Cueto esbozó una forma de gozar el arte más allá de su simple observación o recuerdo; una manera de penetrarlo sin que esto fuera un accidente desafortunado. El único inconveniente era que no se trataba de una obra de arte en sí, sino de un libro sobre arte.

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